Soñando
Llegan esos dias en los que prefiero llevarme la tarde escribiendo y leyendo antes de ver una pelicula.
Esos dias que se que le doy las vueltas al mundo y a todo lo que me rodea, esos dias que se que realmente voy a acabar un tanto tocada y el mundo se me va cayendo encima.
Esos dias que se que le doy las vueltas al mundo y a todo lo que me rodea, esos dias que se que realmente voy a acabar un tanto tocada y el mundo se me va cayendo encima.
Recordar el pasado, quedarse a vivir en el presente y no lamentarse de futuros que
no están escritos.
Así lo decía la ciudad que tantas veces te dio la vida. La misma que te la quita cuando parece que se apaga.
Cuando te apagas.
La misma que te enseñó a crecer, a vivir rápido, a querer lento, a conocer por dentro, y a no juzgar por fuera.
La misma que ahora parece que se acaba. La que te da un tiempo de jaque cuesta abajo, para que defiendas, que ataques, que abandones o para declararte tablas en el corazón.
Los sueños que siempre has tenido empiezan a no cumplirse, empiezan a quedarse en eso, en simplemente sueños. Y empiezas a buscar sueños nuevos para convertirlos en expectativas e intentar resucitarte.
Supongo que eso es madurar, dejar de ser un poco feliz y empezar a ser un poco realista.
Pero sigues dando el mundo y no recibiendo el cielo.
Escribiendo un acertarás y siempre acabar fallando. Hablo de la vida y de luchar sin ganar, de eso a veces se trata. Tampoco perder. Una lucha inacabable. Como no encontrar en la única razón que me queda, lo que los demás encuentran sin buscarlo.
Una solución inabarcable, no poder conformarse con los "no está mal" y esperar un "esto es lo que yo quiero".
Aspiraciones lo llaman algunos.
Echo de menos el querer a destiempo, a locuras, el escribir sin pensar, el leer para pensarte, el quizás convertido en sí, el querer estar con alguien y terminar con otro alguien.
Echaba de menos la inspiración de lo triste, los tiempos vacíos, los a tiempo impuntuales y los temporales acelerados.
Los por qué no en los pañuelos, los qué injusto en los diarios, los días vacíos del calendario, los corazones llenos menos el mio y no porque yo quiera.
no están escritos.
Así lo decía la ciudad que tantas veces te dio la vida. La misma que te la quita cuando parece que se apaga.
Cuando te apagas.
La misma que te enseñó a crecer, a vivir rápido, a querer lento, a conocer por dentro, y a no juzgar por fuera.
La misma que ahora parece que se acaba. La que te da un tiempo de jaque cuesta abajo, para que defiendas, que ataques, que abandones o para declararte tablas en el corazón.
Los sueños que siempre has tenido empiezan a no cumplirse, empiezan a quedarse en eso, en simplemente sueños. Y empiezas a buscar sueños nuevos para convertirlos en expectativas e intentar resucitarte.
Supongo que eso es madurar, dejar de ser un poco feliz y empezar a ser un poco realista.
Pero sigues dando el mundo y no recibiendo el cielo.
Escribiendo un acertarás y siempre acabar fallando. Hablo de la vida y de luchar sin ganar, de eso a veces se trata. Tampoco perder. Una lucha inacabable. Como no encontrar en la única razón que me queda, lo que los demás encuentran sin buscarlo.
Una solución inabarcable, no poder conformarse con los "no está mal" y esperar un "esto es lo que yo quiero".
Aspiraciones lo llaman algunos.
Echo de menos el querer a destiempo, a locuras, el escribir sin pensar, el leer para pensarte, el quizás convertido en sí, el querer estar con alguien y terminar con otro alguien.
Echaba de menos la inspiración de lo triste, los tiempos vacíos, los a tiempo impuntuales y los temporales acelerados.
Los por qué no en los pañuelos, los qué injusto en los diarios, los días vacíos del calendario, los corazones llenos menos el mio y no porque yo quiera.
Pero entonces me apoyo en su hombro, me acaricia la tripa, me besa la frente y me quedo a vivir en el presente.
Porque me siento bien en sus brazos, sin intercambiar palabras, simplemente estar.
Me desmallas y desmaquillas como nadie lo hace en estos momentos y es que cuando no estás me cuestas, te pido en mi cama, en mis lunares. Me quedo a vivir en sus labios por la mañana, en la intención de sus manos cuando me rozan, me olvido de los sueños que quiero cumplir y me quedo a dormir en ti, soñando conjeturas.
Porque me siento bien en sus brazos, sin intercambiar palabras, simplemente estar.
Me desmallas y desmaquillas como nadie lo hace en estos momentos y es que cuando no estás me cuestas, te pido en mi cama, en mis lunares. Me quedo a vivir en sus labios por la mañana, en la intención de sus manos cuando me rozan, me olvido de los sueños que quiero cumplir y me quedo a dormir en ti, soñando conjeturas.
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